Contacté a Natalia a principios de 2021 porque sentía que mi cuerpo y mi mente estaban muy cansados. Habiendo consultado a profesionales del masaje tradicional tailandés en el pasado, sabía que esto me ayudaría a mejorar mi salud.

En primer lugar, tuve una sesión de masaje de una hora con Natalia. Quería saber qué enfoque tenía del masaje tailandés, que puede ser más o menos tónico y estar más o menos en sintonía con la persona que lo realiza. La sesión me permitió sentir los puntos del cuerpo bloqueados y dolorosos, especialmente el hígado, el cuello y la mandíbula en alta tensión. Siento que Natalia tiene un gran dominio de la práctica del masaje, lo que es evidente en su confianza y conocimiento de los puntos de energía sutil del cuerpo. Este masaje fue muy calmante para mí. La sesión me permitió sentir los puntos del cuerpo que están bloqueados y dolorosos, especialmente el hígado, el cuello y la mandíbula en alta tensión. Siento que Natalia tiene un gran dominio de la práctica del masaje, que se puede sentir por su confianza y conocimiento de los puntos de energía sutil del cuerpo. Este masaje me calmó mucho. Al cabo de unos días, sentí la necesidad de ir más allá, de profundizar en el trabajo, y volví a contactar con Natalia para acordar una serie de cinco sesiones más.

Natalia me recibió entonces una vez al mes, más o menos, por la mañana temprano, cuando el día está tranquilo, para sesiones de una hora y media. Estas sesiones más largas son una oportunidad para tomarse el tiempo necesario y trabajar más profundamente en las zonas tensas del cuerpo, con más concentración. Esto me ha permitido sentir una mejora en la mente y el cuerpo a medida que avanzan las sesiones. Durante cada sesión de masaje, Natalia toma un enfoque sutilmente diferente del anterior y esto es realmente genial porque no me ha parecido una rutina, sino que estaba descubriendo cosas nuevas con cada encuentro y que, al mismo tiempo, había cierta continuidad. Además, Natalia utiliza otras disciplinas en su práctica de masaje como la acupresión y técnicas distintas a las utilizadas en la práctica tradicional tailandesa, lo que me convenció de que realmente su trabajo le apasiona, que se entrena regularmente y que busca constantemente mejorar su técnica y ampliar sus conocimientos.

Natalia también tiene capacidad para escuchar. Al buscar trabajar en profundidad, presta especial atención a no apurar a la persona y a no lastimarla, lo que resulta muy tranquilizador y crea un clima de confianza durante la sesión. Al final del masaje, Natalia se toma el tiempo necesario para comentar las sensaciones y emociones que han tenido lugar durante la sesión. Sabe escuchar, es muy agradable. Pasamos tiempo hablando de cosas de la vida, pero también de viajes y de la montaña. Aprecio mucho estos momentos compartidos en torno a una tisana, momentos de calma en los que la mente está tranquila y dispuesta a sonreir.

Gracias Natalia.

Gaïl